No nos hemos cansado de decirlo desde que nos constituimos como plataforma ciudadana Pacto por el Mar Menor. Sin embargo, la administración no ha entendido que las amenazas que se ciernen sobre la laguna son las mismas desde hace 40 años: agricultura, urbanismo, minería, aguas residuales... y que hay que ir al fondo de los problemas para evitar que desastres tan graves como los que han ocurrido estos días de noviembre, y que se vienen produciendo desde el año 2015 con bastante frecuencia y poca cantidad de lluvia (no se han superado los 50 l/m2), no vuelvan a producirse.
El Mar Menor es una cubeta que recoge las aguas pluviales de la cuenca adyacente. Las lluvias torrenciales no son nada nuevo en esta zona, llevan ocurriendo desde hace miles de años. Pero lo que sí es nuevo es la roturación salvaje que ha destruido bancales y arbolado de secano que se cultivaba en terrazas y que contribuían a frenar y a absorber el agua de lluvia cuando cae de manera impetuosa en nuestra región. Es nuevo también el uso de productos químicos (fertilizantes, insecticidas, plaguicidas, etc.) que utiliza esa agricultura insostenible de sus inmediaciones y que lógicamente son arrastrados por el agua de lluvia junto con las tierras erosionadas a través de ramblas y ramblizos. Nuevo es que se permitiera y se siga permitiendo edificar sobre zonas inundables y que se desviaran los cursos naturales del agua de lluvia que ahora reclaman su paso. Y nuevo también, que se dejaran minas sin sellar cuyos metales pesados llegan al Mar Menor con las escorrentías de la Sierra Minera.
La administración de la Región de Murcia ha apostado por la inversión millonaria en tanques de tormentas: depósitos que capturan y retienen el agua de lluvia, especialmente cuando hay precipitaciones muy intensas, pero que además, tienen la función de depurar las primeras aguas, que son las más contaminadas antes de llegar al Mar Menor. Sin embargo, con la fuerza y el volumen del agua de lluvia que cae en nuestra región, difícilmente pueden llevar a cabo este acometido, como se ha comprobado estos días.
El alcalde de San Javier, acompañado del consejero de Medio ambiente y director general del Mar Menor, reclama que se resuelvan ya las alegaciones al Proyecto de Vertido Cero y comiencen las obras... Palabra mágica: obras. Olvida el regidor que la Estrategia de Gestión Integrada de Zonas Costeras del Sistema Socio-ecológico del Mar Menor y su Entorno está en un cajón de la administración que gobierna su partido desde hace tres años; que la Ley de Medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad ambiental del Mar Menor se aprobó en febrero de este año y no se ha puesto en marcha y que no tienen intención de iniciar la redacción de una Ley Integral del Mar Menor.
Ahora imaginamos que lo más urgente para nuestros gobernantes seguirá siendo restablecer el estado de las playas para Navidad y Semana Santa, se seguirá rellenando con arena las riberas de esta laguna que nunca tuvo playas extensas, y esperaremos a que el próximo temporal se las vuelva a tragar.
En fin, en una región donde se han producido los mayores desastres medioambientales de todo el Mediterráneo (Portmán y Mar Menor), se sigue poniendo el parche al final del proceso en vez de corregir las causas que los producen.
Grupo de coordinación. Pacto por el Mar Menor